Alimentos autorizados para insectos de granja

Una de las primeras preguntas que le surgen al insectocultor es qué alimento ha de suministrarle a los insectos que produce. Durante el manejo y la observación de los insectos, apreciará que los insectos comen casi cualquier cosa: desde residuos de comida hasta plásticos, pero ¿cuál es la forma óptima para alimentarlos? No es una pregunta tan sencilla como puede parecer a priori, habiendo de valorar varios aspectos que desarrollamos a continuación.

Cualidades nutritivas

En primer lugar, nuestro objetivo es producir insectos sanos, y que además cuenten con cualidades nutritivas interesantes para la venta de los mismos, es decir, que los insectos contengan un adecuado nivel de proteínas. Por otro lado, los venderemos al peso, por lo que queremos que engorden lo máximo posible antes de sacarlos a la venta. Pero como cualquier otro ser vivo, también necesitan vitaminas y minerales. Teniendo en cuenta todos estos aspectos a los insectos los alimentaremos con harinas, semillas y fruta, que les proporcionarán los hidratos de carbono, grasas, vitaminas y minerales que los insectos necesitan para desarrollarse correctamente y completar su ciclo, alcanzando además un buen tamaño.

 

 

Requisitos legales de los alimentos

De acuerdo con el Reglamento (UE) 893/2017 de la Comisión, de 24 de mayo de 2017, que modifica los anexos I y IV del Reglamento (CE) nº 999/2001 del Parlamento Europeo y Consejo y los anexos X, XIV y XV del Reglamento (UE) nº 142/2001  de la Comisión por lo que refiere a las disposiciones sobre proteína animal transformada, en el apartado 6 de las consideraciones previas dispone que: “Según la definición de “animal de granja” establecida en el artículo 3, punto 6, del Reglamento (CE) nº 1069/2009, los insectos criados para la producción de proteína animal transformada derivada de ellos deben considerarse “animales de granja”, y están pues, sujetos a las prohibiciones en materia de alimentación animal que se establecen en el artículo 7 y en el anexo IV del Reglamento (CE) nº 999/2001, así como a las normas de alimentación animal establecidas en el Reglamento (CE) 1069/2009. Así pues, está prohibido alimentar a los insectos con proteínas de rumiante, residuos de cocina, harina de carne y huesos o estiércol. Por otro lado, de conformidad con el anexo III del Reglamento (CE) nº 767/2009 del Parlamento Europeo y del Consejo, está prohibida la utilización de heces con fines de alimentación animal”.

Teniendo en cuenta esta normativa, a los insectos producidos en granja se les podrá alimentar con materia prima vegetal en buen estado, y con lácteos y huevos, pero nunca con residuos de matadero, restos de carne o pescado o estiércol animal.

En base a esto, el citado Reglamento establece que “procede autorizar la alimentación de los animales de acuicultura con proteína animal transformada derivada de insectos y con piensos compuestos que la contengan.”

Además, este Reglamento hace referencia al anexo XIII del Reglamento 142/2011 en el que se regula los productos utilizados en la alimentación de animales de compañía, e incluyendo el uso de insectos desecados como materia prima para fabricar alimentos para este tipo de animales.

Próximos avances

IPIFF (International Platform of Insectos for Food and Feed), es la plataforma principal del sector de los insectos en la Unión Europea, y en base a estas regulaciones, establece una hoja de ruta en el uso de los insectos para alimentación animal.

Según IPIFF, la siguiente meta a conseguir sería la autorización del uso de proteínas de insecto para la alimentación de cerdos y aves de granja. La Unión Europa ya está evaluando este aspecto y se prevé que la autorización para alimentar estos animales con proteínas de insecto llegue en 2020.

Un paso más allá sería conseguir que se autorice la utilización de residuos de alimentación para alimentar los insectos de granja. En este aspecto los objetivos a alcanzar serían facilitar un uso más amplio de residuos alimenticios incluyendo el uso de restos de carne y pescado. De acuerdo con las previsiones de IPIFF, esta autorización podría llegar en 2022.

 

 

Nuevos horizontes sobre la proteína de insecto

Aunque los avances se van produciendo muy poco a poco, la buena noticia es que tanto las autoridades europeas como las asociaciones de productores de insectos, están trabajando y aunando esfuerzos por conseguir que se abran las puertas para la utilización de la proteína de insecto como alimento para otros animales de granja, a parte de las piscifactorías y los animales de compañía, en los que ya se ha conseguido.

El siguiente paso será conseguir una regulación del uso de insectos para alimentación humana, para lo cual EFSA (European Food Safety Authority), la máxima autoridad europea en materia de alimentación, ya está trabajando e investigando en base a las solicitudes de inclusión de insectos como nuevo alimento que ya ha recibido, y de las cuales se espera que emita informe favorable próximamente.